COMUNICACION Y RRPP

26 de septiembre se celebra el Día Interamericano de las Relaciones Publicas.

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Septiembre 26

Día Interamericano de las Relaciones Públicas, un Mexicano  hace Historia: Federico Sánchez Fogarty 1901-1975

El 26 de septiembre se celebra en todo el continente el Día Interamericano de las Relaciones Públicas.

¿Pero por qué el 26 de septiembre?

A continuación compartimos un resumen de la historia del organismo que origina esta celebración: CONFIARP

La Federación Interamericana de Asociaciones de Relaciones Públicas – FIARP nació en la ciudad de México el 26 de septiembre de 1960, fecha que posteriormente fuera proclamada como el “Día Interamericano de las Relaciones Públicas”. Fue inspirador de su creación el mexicano Federico Sánchez Fogarty, que fuera su primer Presidente.

En 1961 la FIARP quedó definitivamente protocolizada en la ciudad de Caracas, Venezuela. Se fijó dicha capital como sede permanente de la Secretaría General de la institución, sostenida por la entidad de ese país.

Asimismo se acordó una reunión anual del Consejo de Dirección, modalidad que desde entonces se cumplió con total regularidad, realizándose sucesivamente en distintas ciudades de América, asumiendo las asociaciones miembros la respectiva organización.

Simultáneamente con las reuniones del Consejo de Dirección se efectuaron las “Conferencias Interamericanas de RRPP”, primero con secuencia anual y luego bianual. La número 23 se realizó en Montevideo, Uruguay, en noviembre de 2000, conmemorando en esa ocasión los 40 años del organismo continental, y la 41 reunión anual del Consejo de Dirección.

La FIARP tuvo vigencia durante 25 años y en 1985 en la reunión del Consejo de Dirección celebrada en la ciudad de Asunción, Paraguay, quedó aprobada su reconversión institucional en la Confederación Interamericana de Relaciones Públicas – CONFIARP, con el único objeto de fortalecer el movimiento relacionístico continental, dotando a su organismo rector de una estructura más operativa y funcional.

La Secretaría General de la CONFIARP fue trasladada a la ciudad de Montevideo, Uruguay, con el apoyo de la Asociación Uruguaya de Relaciones Públicas – AURP.

En septiembre del 2002, el Consejo de Dirección durante su XLIII Reunión en Varadero, resolvió trasladar la sede a la ciudad de Brasilia, Brasil.

La CONFIARP es organismo consultor no gubernamental de las Naciones Unidas, OEA y ALADI.

Así también fue merecedora en 1987 de la distinción otorgada por las Naciones Unidas, denominada “Mensajera de la Paz”.

A partir de la década de los 80, CONFIARP ha celebrado convenios de cooperación recíproca con la International Public Relations Association – IPRA, con la International Association of Business Communicators – IABC, ambas de los Estados Unidos; con el Centro Europeo de Relaciones Públicas – CERP, y tiempo después también con el Consejo General de Asociaciones de Profesionales de RRPP de España.

(Fuente: AURP, Asociación Uruguaya de Relaciones Públicas. Recuperada el 26 de septiembre de 2009 en http://cursosaurp.com/confiarp/historia_confiarp.htm )

Cientos de miles de comunicólogos, publicistas y publirrelacionistas ignoran los aportes de uno de los personajes más influyentes de la Comunicación en México durante más de 50 años.

Si bien el tér­mino “Rela­cio­nes Públi­cas” fue uti­li­zado por pri­mera vez en un dis­curso pro­nun­ciado en 1882 por Dor­man Eaton1, con el título “The Public Rela­tion and the Legal pro­fe­sión”2, es erró­neo pen­sar que México –tan cer­cano a Esta­dos Uni­dos–  fuera ajeno a dicho con­cepto.

Una mues­tra de ello lo vemos en el edi­to­rial del perió­dico capi­ta­lino La Cons­ti­tu­ción Social, fechado el 26 de octu­bre de 1868,  donde a pro­pó­sito del ferro­ca­rril de Api­zaco refiere lo siguiente:

Esta admi­nis­tra­ción ejerce los diver­sos dere­chos de sobe­ra­nía a nom­bre del con­quis­ta­dor, el cual tiene la facul­tad de arre­glar de una manera abso­luta las con­di­cio­nes de las rela­cio­nes públi­cas entre él y sus nue­vos súb­di­tos.

¡Esto es, 14 años antes del dis­curso del señor Eaton! Lo ante­rior de nin­guna manera quiere decir que las Rela­cio­nes Públi­cas se desa­rro­lla­ran en México antes que en Esta­dos Uni­dos. Algu­nos román­ti­cos men­cio­nan que los azte­cas ya uti­li­za­ban a los poch­te­cas, comer­cian­tes y espías, como publi­rre­la­cio­nis­tas del impe­rio, lo cual sería como con­fun­dir un chi­ma­lli (escudo azteca) con una arma­dura de kevlar. Es cierto que la co-municación como fenó­meno humano se ha pre­sen­tado desde que el hom­bre es hom­bre (en el prin­ci­pio fue el verbo), pero de nin­guna manera ello implica que tales actos comu­ni­ca­ti­vos hayan sido “Rela­cio­nes Públi­cas”. Dis­cu­tirlo lle­va­ría a una dis­cu­sión inter­mi­na­ble que difi­cil­mente apor­ta­ría cla­ri­da­des sobre el ori­gen de las Rela­cio­nes Públi­cas en nues­tro país

La pri­mera cam­paña de Rela­cio­nes Públi­cas como tal en México, se debe a la indus­tria cer­ve­cera apo­yada por la elite domi­nante durante el por­fi­rismo lla­mada los “cien­tí­fi­cos”. Por vez pri­mera se obser­vaba la seg­men­ta­ción del mer­cado, se mani­pu­la­ban este­reo­ti­pos, se recu­rría a voce­ros de pres­ti­gio, se hacían asun­tos públi­cos, es decir: se creó una estra­te­gia com­pleta, vigo­rosa, bien enfo­cada… para des­truir a la com­pe­ten­cia, el pulque.

Durante su ponen­cia titu­lada “El pul­que: bebida típica del mexi­cano”, Mario Ramí­rez Ran­caño4, pro­fe­sor de laUNAM,  ase­guró que “la bebida por exce­len­cia de los mexi­ca­nos” ha sido y será el pul­que, pues siem­pre ha estado en su dieta. Para 1892, en el país, el 94% de los habi­tan­tes con­su­mían esta bebida de maguey.

Gra­cias al cre­ci­miento de las redes ferro­via­rias, era posi­ble trans­por­tar el pro­ducto sin que se des­com­pu­siera (pre­via­mente se trans­por­taba a lomo de mula). La indus­tria pul­quera flo­re­cía en nues­tro país, pero pronto encon­tra­ría un adver­sa­rio para quien no estaba pre­pa­rada: la indus­tria cervecera.

Erika Granja Her­nán­dez5, his­to­ria­dora de la UNAM, afirma que a fina­les del siglo XIX y prin­ci­pios del XX, la indus­tria cer­ve­cera, apo­yada por la élite “cien­tí­fica” de aquel enton­ces, empren­dió una estra­te­gia basada en argu­men­tos a par­tir de los pro­ble­mas socia­les que aca­rreaba el alcoho­lismo (cri­mi­na­li­dad, baja de ren­di­miento labo­ral, etcé­tera). En esa época, la cer­veza era con­si­de­rada una “bebida de mode­ra­ción” e incluso había gente que seña­laba que no era pro­pia­mente una bebida alcohólica.

 

En ese momento –dice Granja Her­nán­dez–, el pul­que no era con­si­de­rado higié­nico ni salu­da­ble, ni mucho menos nutri­tivo no obs­tante sus bon­da­des. Y por el con­tra­rio, la cer­veza fue esti­mada como asép­tica por­que su pre­sen­ta­ción era en bote­lla de cris­tal.6

 

La cam­paña de des­pres­ti­gio no paró ahí. Los detrac­to­res del pul­que encon­tra­ron médi­cos dis­pues­tos a des­po­tri­car con­tra éste. Así, lo cali­fi­ca­ron de anti­hi­gié­nico y dañino para la salud ya que, según ellos, pro­vo­caba este­ri­li­dad, epi­lep­sia, his­te­ria, imbe­ci­li­dad y gene­raba pro­ble­mas gené­ti­cos, entre otras cosas.

 

La cam­paña mediá­tica fue parte cen­tral de la estra­te­gia y para imple­men­tarla uti­lizó prin­ci­pal­mente dos perió­di­cos: El País y El Impar­cial. Este último creó una columna de corte ama­ri­llista titu­lada “Tra­ge­dias de Pul­que­ría”, que solía des­cri­bir hechos vio­len­tos ocu­rri­dos en los esta­ble­ci­mien­tos donde se ven­día la bebida y la ima­gi­na­ción de los auto­res se pres­taba a ir mucho más allá de la realidad.

 

En refe­ren­cia a Tra­ge­dias de Pul­que­ría, Alfredo Rodrí­guez Espi­noza señala:

Con gran escán­dalo El Impar­cial difun­dió la noti­cia de que había sido reco­gido en la Ala­meda un mucha­cho de doce años en com­pleto estado de ebrie­dad, que no fue capaz de decir ni su nom­bre. Pero para mayor indig­na­ción, días des­pués noti­ficó que fue encon­trado un niño de diez años, de nom­bre Agus­tín Ramí­rez quien fue reco­gido por la poli­cía de la quinta demar­ca­ción a las puer­tas de una pul­que­ría donde había bebido hasta caerse.7

 

Los defen­so­res de las pul­que­rías no per­ma­ne­cen cru­za­dos de bra­zos. Con­tes­tan a los ata­ques de los cer­ve­ce­ros, en inser­cio­nes a toda plana paga­das en los perió­di­cos y en artícu­los “cien­tí­fi­cos”, con argu­men­tos pare­ci­dos a los que en su día esgri­mían los fabri­can­tes de cer­veza de Esta­dos Uni­dos con­tra la Ley Seca: el pul­que llena las cajas de las ofi­ci­nas recau­da­do­ras de impues­tos y las arcas de las com­pa­ñías de ferro­ca­rri­les: da tra­bajo a miles de obre­ros; salva a la pobla­ción de las regio­nes secas, de las pla­gas de la sed y del tifus; con­tiene vita­mi­nas que defien­den al que lo toma del raqui­tismo; ayuda a la diges­tión de los pla­ti­llos nacio­na­les casi indi­ge­ri­bles…8

 

Los resul­ta­dos de esta cam­paña ante la opi­nión pública hablan por sí mis­mos: en 1890 exis­tían 1390 pul­que­rías, y para

1903 sólo se con­sig­na­ban 900.

 

El Comité Creel

En 1916, el pre­si­dente esta­du­ni­dense Woo­drow Wil­son reco­no­ció al régi­men de Venus­tiano Carranza como el gobierno legí­timo en el país. Tal reco­no­ci­miento incluía pre­ben­das como la inter­lo­cu­ción y la venta de armas en exclu­siva con el gobierno carran­cista. Este último hecho, sin duda, afectó a Fran­cisco Villa quien decide en repre­sa­lia “inva­dir” Esta­dos Uni­dos y ata­car al poblado de Colum­bus en Nuevo México. En res­puesta, el pre­si­dente Wil­son comi­siona al gene­ral Pers­hing  –el mismo que coman­da­ría las tro­pas esta­du­ni­den­ses durante la pri­mera gue­rra mun­dial–  la cap­tura de Villa, enco­mienda que no pudo lograr; sin embargo, la estan­cia del ejér­cito inva­sor en tie­rras mexi­ca­nas refrescó sen­ti­mien­tos anti­yan­quis por inva­sio­nes pre­vias a nues­tro país.

Con la inmi­nente entrada de Esta­dos Uni­dos a la Pri­mera Gue­rra Mun­dial, pen­sar en el gran frente que repre­sen­taba la fron­tera sur para ellos era un tema de vital impor­tan­cia, más aún cuando los ale­ma­nes se mos­tra­ban acti­vos en la bús­queda de alia­dos en todo el con­ti­nente y en par­ti­cu­lar de México9, donde tenían, al menos desde 1914, a inten­sos pro­pa­gan­dis­tas en la capi­tal del país.

 

Los ale­ma­nes que­rían bási­ca­mente dos cosas: petró­leo y un dis­trac­tor para el ejér­cito esta­du­ni­dense en su pro­pio terri­to­rio y for­ma­li­zan su inten­ción de aliarse a México en con­tra de Esta­dos Uni­dos cuando, en 1917, el minis­tro de rela­cio­nes exte­rio­res de Ale­ma­nia,  Art­hur Zim­mer­mann pro­pone al pre­si­dente Carranza apoyo para recu­pe­rar los terri­to­rios per­di­dos en 1848 a cam­bio de luchar con­tra los estadunidenses.

Ante estos ele­men­tos, más la cam­paña pro­pa­gan­dís­tica ale­mana en Europa y el deseo de posi­cio­nar a su nación como el nuevo lide­razgo a nivel mun­dial, el pre­si­dente Wil­son crea el Comité de Infor­ma­ción Pública (CIP) bajo el decreto fechado el 13 de abril de 1917.

 

Wil­son designó a George Creel10, un perio­dista de Den­ver, como  direc­tor civil, en con­junto con los secre­ta­rios de Estado, de Gue­rra y de la Marina, por lo que el grupo fue tam­bién cono­cido como el Comité Creel. Este orga­nismo reunió a algu­nos de los hom­bres más talen­to­sos de su época, entre ellos Edward Ber­nays, sobrino de Sig­mund Freud y quien es con­si­de­rado el padre de las Rela­cio­nes Públicas.

 

En los hechos, el CIP era equi­va­lente a un Minis­te­rio de Pro­pa­ganda (muy avan­zado para la época y marcó sin duda las ten­den­cias enca­mi­na­das a pulir tác­ti­cas y estra­te­gias rumbo al siguiente con­flicto mundial).

Edward L. Ber­nays Freud era la cabeza del Comité Creel en Amé­rica Latina y para el caso espe­cí­fico de “la sec­ción” México que duró poco más de once meses, se apoyó en Robert H. Murray quien durante años había sido corres­pon­sal de The New York World en la Ciu­dad de México.11  Den­tro del orga­ni­grama del Comité Creel para nues­tro país figu­ra­ban Art­hur de Lima, George F. Weeks, Dr. M.L. Espi­noza, y J.B. Fris­bie, entre otros.

Ana Maria Serna12, del Ins­ti­tuto Mora, nos aporta una visión del con­texto mediá­tico de la época:

 

La pro­pa­ganda ale­mana en los dia­rios mexi­ca­nos tenía el pro­pó­sito de gene­rar infor­ma­ción nega­tiva sobre Esta­dos Uni­dos para que se invo­lu­crara en un con­flicto con México, dis­tra­jera sus recur­sos y no los con­cen­trara en un esfuerzo bélico en su con­tra.

 

Res­pecto a lo ante­rior, Yolanda de la Parra  nos dice:

[Hubo una]  defor­ma­ción de las noti­cias sobre la gue­rra hecha por El Uni­ver­sal y El Demó­crata, con el fin de diri­gir la opi­nión pública nacio­nal favo­ra­ble­mente hacia los paí­ses beli­ge­ran­tes que cada uno defen­día. El pri­mero trató en todo momento y desde el mismo ins­tante de su apa­ri­ción (1 de octu­bre de 1916) de hacer la opi­nión pública mexi­cana favo­ra­ble a los alia­dos y en espe­cial a los Esta­dos Uni­dos. A su vez, el segundo, con su pos­tura ger­ma­nó­fila trató igual­mente de con­se­guir la sim­pa­tía nacio­nal para las poten­cias cen­tra­les.

 

Si bien el pano­rama infor­ma­tivo ya era de por sí com­plejo, para agra­var el asunto, el 23 de marzo de 1918 se reim­pri­mió un edi­to­rial en el Hearst de Los Ange­les Exa­mi­ner que había sido impreso dos sema­nas antes, bajo el título: “Amé­rica del Norte con­fiesa su derrota evi­dente en Europa y con­si­dera ane­xar a México para recu­pe­rarse a sí mismo”. A los ojos de los mexi­ca­nos, no era nada raro que los gober­nan­tes esta­du­ni­den­ses vol­tea­ran la vista a nues­tro país con fines inter­ven­cio­nis­tas cuando tenían pro­ble­mas inter­nos.  Sin duda este mate­rial fue el motor para gene­rar una visita de los edi­to­res de los dia­rios más impor­tan­tes de nues­tro país a un “Viaje de fami­lia­ri­za­ción” (fam. trip) a Esta­dos Unidos.

 

La fun­ción de los perio­dis­tas mexi­ca­nos era en reali­dad una tarea diplo­má­tica infor­mal con la que el pre­si­dente Wil­son pre­ten­día sub­sa­nar el encono gene­rado durante casi una década de lucha revo­lu­cio­na­ria y una obvia mani­pu­la­ción pro­pa­gan­dís­tica para cap­tar la aten­ción de la opi­nión pública mexi­cana y con­ven­cerla de su buena volun­tad. Algu­nos se refe­rían a ella como “una come­dia pre­pa­rada por los agen­tes de Washing­ton en que debían desem­pe­ñar el papel del coro algu­nos pobres com­par­sas reclu­ta­dos, por des­gra­cia, en el perio­dismo mexi­cano.14

 

The New York Times15  publicó el 15 de junio de 1818 las inci­den­cias de la visita de edi­to­res de perió­di­cos mexi­ca­nos a  Esta­dos Uni­dos, entre ellos había futu­ros polí­ti­cos y diplo­má­ti­cos, des­ta­cando Manuel Car­pio del dia­rio La  Voz de la Revo­lu­ción de Mérida, Luis Tor­nel Olvera de El Reno­va­dor, Juan F. Urdi­qui y Leo­poldo Zamora del dia­rio made­rista El Libe­ral, José de Jesús Núñez y Domín­guez de Excél­sior, el carran­cista Teo­do­miro L. Var­gas (la nota erró­nea­mente pone Mar­gas), R. Her­nán­dez Calvo de La Liber­tad y muchos otros de los medios más impor­tan­tes no sólo de la capi­tal del país, sino tam­bién del inte­rior de la República.

 

Manuel Car­pio fue el res­pon­sa­ble de dar algu­nas pala­bras en nom­bre de los perio­dis­tas mexi­ca­nos ante el pre­si­dente Wil­son y como parte del tra­bajo de rela­cio­nes públi­cas de los estadunidenses:

Car­pio suplicó al público esta­du­ni­dense que se tomara la moles­tia de con­te­ner los artícu­los impre­sos en los perió­di­cos en espa­ñol que eran inju­rio­sos y fal­sos, siem­pre cri­ti­cando a México y su gobierno. Su peti­ción se refor­zaba con el argu­mento de que dichos perió­di­cos encen­dían el sen­ti­miento anti-yanqui entre el pue­blo y daban la impre­sión de que esa era la ver­da­dera acti­tud de Esta­dos Uni­dos hacia México.16

Pero la rela­ción con los medios no era la única tarea del Comité o de Edward Ber­nays.  Lar­sen pro­fun­diza sobre el tra­bajo de Ber­nays como parte del Comité Creel:

Su tra­bajo más impor­tante en el Comité fue la con­cep­ción y eje­cu­ción de los pla­nes para obte­ner la ayuda de las fir­mas empre­sa­ria­les esta­du­ni­den­ses.  Ford, Stu­de­ba­ker, Reming­ton Type­wri­ter, Swift, Natio­nal City Bank, y el Inter­na­tio­nal Har­ves­ter fue­ron per­sua­di­das por Ber­nays para con­ver­tir sus sucur­sa­les en Amé­rica Latina en pues­tos de avan­zada del CIP. Folle­tos y otras publi­ca­cio­nes fue­ron dis­tri­bui­dos a los clien­tes. Se lle­na­ron las ven­ta­nas con car­te­les y expo­si­cio­nes foto­grá­fi­cas y la publi­ci­dad se otorgó o denegó a los perió­di­cos de Amé­rica Latina, de acuerdo con la acti­tud que estos demos­tra­ran hacia la gue­rra.17

 

Una visión mexi­cana sobre el mismo punto nos dice:

La acti­vi­dad y pro­pa­ganda perio­dís­tica no fue el único medio uti­li­zado durante la gue­rra euro­pea por los nor­te­ame­ri­ca­nos para tra­tar de incli­nar la neu­tra­li­dad mexi­cana a su favor. Apro­ve­cha­ron amplia­mente la estan­cia de ciu­da­da­nos esta­du­ni­den­ses en el país para exten­der en México una amplia red de boi­cot hacia los ger­ma­nos y cual­quier per­sona que les brin­dara su apoyo o sim­pa­tía. Gran parte de los nor­te­ame­ri­ca­nos radi­ca­dos en México ayu­da­ron en la con­fec­ción de las famo­sas “lis­tas negras”; estas lis­tas con­te­nían los nom­bres de los comer­cian­tes o indus­tria­les ale­ma­nes radi­ca­dos en la repú­blica y de otros extran­je­ros, inclui­dos algu­nos mexi­ca­nos, que eran par­ti­da­rios o sim­pa­ti­zan­tes de los paí­ses inte­gran­tes del blo­que de los impe­rios cen­tra­les; es decir, era una rela­ción de las per­so­nas o nego­cios no “desea­bles” o enemi­gos de los Esta­dos Uni­dos a quie­nes debía boi­co­teár­se­les no ven­dién­do­les ni com­prán­do­les ni haciendo con ellos transac­ción alguna.18

 

En tan sólo unos meses, el Comité Creel logró pene­trar los medios de comu­ni­ca­ción y los sec­to­res comer­cia­les y empre­sa­ria­les de nues­tro país, con­vir­tién­dose en una ver­da­dera fuerza eco­nó­mica y de opi­nión lista para aco­rra­lar a aque­llos que no com­par­tían su visión.

 

Lar­sen indica que el CIP con­taba con una base de datos de cerca de 20 mil per­so­nas (líde­res de opi­nión), entre ellos emplea­dos guber­na­men­ta­les, maes­tros de escuela, pro­fe­sio­nis­tas, comer­cian­tes, agri­cul­to­res y líde­res sin­di­ca­les. Al final de la gue­rra, la ofi­cina en México había dis­tri­buido más de 985 mil folle­tos a tra­vés de sus agen­tes, y al menos 100 mil folle­tos sin pie de imprenta habían sido trans­mi­ti­dos a tra­vés de su inser­ción en paque­tes de medi­ci­nas de patente.19

Por su parte, Creel en su libro How we adver­ti­sed Ame­rica20  señala que se contó con el apoyo de 75 mil voce­ros ope­rando en 5200 comu­ni­da­des y haciendo un total de 755 mil  190 dis­cur­sos. Para México se emi­tie­ron por cable apro­xi­ma­da­mente cua­tro millo­nes 433 mil pala­bras a los perió­di­cos del país, se mimeo­gra­fia­ron más de 35 mil mate­ria­les infor­ma­ti­vos entre líde­res de opi­nión de nues­tro país, y se dis­tri­bu­ye­ron 985 mil pie­zas de lite­ra­tura (pan­fle­tos, posters, tar­je­tas pos­ta­les, etcé­tera). Cada pieza iba acom­pa­ñada del Slo­gan: “The War: Remem­ber, The Uni­ted Sta­tes Can­not Lose!”

Por vez pri­mera a nivel mun­dial se había cons­ti­tuido una “ofi­cina de Rela­cio­nes Públi­cas” a nivel glo­bal que demos­tró de manera feha­ciente lo influen­cia­ble que puede ser la opi­nión pública. Tam­bién por pri­mera vez se uti­li­za­ron tác­ti­cas que aún hoy en día uti­li­zan los exper­tos en Rela­cio­nes públi­cas (Men­sa­jes clave, uni­dad de voz, etcé­tera).21

El Comité de Infor­ma­ción Pública fue desin­te­grado ofi­cial­mente el 30 de junio de 1919 por deci­sión del Con­greso esta­du­ni­dense. Actual­mente sabe­mos que México, sin que­rerlo y sin pla­nearlo, fue un esce­na­rio de bata­lla fun­da­men­tal en la Pri­mera Gue­rra Mun­dial. A par­tir de ese momento, las rela­cio­nes públi­cas y sus tác­ti­cas serían un invi­tado per­ma­nente en los gru­pos de poder. El tra­bajo del Comité Creel no pasó inad­ver­tido para todos, pues pocos años pos­te­rio­res un joven publi­rre­la­cio­nista mexi­cano apli­ca­ría mucho de lo uti­li­zado en el Comité Creel al ser­vi­cio de la ini­cia­tiva pri­vada: se tra­taba de Fede­rico Sán­chez Fogarty.

 

Un mexi­cano hace historia

De padre mexi­cano y madre esta­du­ni­dense con raí­ces irlan­de­sas (llegó a México a los cua­tro años de edad), Fede­rico Sán­chez Fogarty ve la luz pri­mera en San Luis Potosí, México, en 1901.  Tuvo como her­ma­nos a Luis M. (her­mano mayor) y a Enri­que (menor). Con la Revo­lu­ción, la fami­lia entera se muda a la Ciu­dad de México.

Sán­chez Fogarty empieza a tra­ba­jar a los 11 años (1912), pero es a los 13 que empieza a tra­ba­jar en la que sería la empresa de sus amo­res: Cemen­tos Tol­teca (en ese enton­ces Asso­cia­ted Portland Cement Manu­fac­tu­rers). Ori­gi­nal­mente fue taquí­grafo, secre­ta­rio del gerente, ofi­cial mayor, publi­cista, gerente de ven­tas y final­mente “hom­bre de Rela­cio­nes Públi­cas”. Sin duda una tra­yec­to­ria excep­cio­nal para alguien que con estu­dios ele­men­ta­les incon­clu­sos y un curso de publi­ci­dad por corres­pon­den­cia (en inglés), sería un par­tea­guas en la his­to­ria de las rela­cio­nes públi­cas en el continente.

A los 18 años, en 1919, lanzó la pri­mera cam­paña publi­ci­ta­ria para pro­mo­ver el uso del cemento en todo el país y crea el famoso eslo­gan de la marca durante muchos años: “¡Pegue usted!”

Sán­chez Fogarty com­pren­dió desde muy joven que los gre­mios fun­cio­na­ban mejor en aque­llas “nue­vas carre­ras”, que inten­tar esca­lar de manera indi­vi­dual. Por ello, el 23 de octu­bre de 1923, con tan sólo 21 años, funda  –al lado de Fer­nando Bola­ños Cacho y José R. Pulido–  la Aso­cia­ción Nacio­nal de Publi­cis­tas, ins­ti­tu­ción decana de la publi­ci­dad en México y que pos­te­rior­mente cam­bia­ría su nom­bre a Aso­cia­ción Nacio­nal de Publi­ci­dad (ANP).22

Sán­chez Fogarty com­prende como nadie la for­ta­leza que aporta a las orga­ni­za­cio­nes la afi­lia­ción gre­mial23  y, por ende, forma parte de la pri­mera Cámara empre­sa­rial en nues­tro país: el Comité para pro­pa­gar el uso del cemento Portland, en 1924, ante­ce­dente de la actual Cámara Nacio­nal de la Indus­tria del Cemento.24

En esa época, la marca de cemento número 1 en el mer­cado era la inglesa Gibbs, seguida de Ham­mer de Bél­gica, pero tras tres años de tra­bajo con­ti­nuo, Sán­chez Fogarty posi­cionó la marca Tol­teca y logró des­con­ti­nuar la marca Gibbs. Para dimen­sio­nar el tra­bajo de Fede­rico Sán­chez Fogarty, baste decir que en 1911 la pro­duc­ción de cemento era cer­cana a las 75 mil tone­la­das entre las cua­tro empre­sas par­ti­ci­pan­tes en el mer­cado y para 1915, cua­tro años des­pués, la Tol­teca sólo ven­dió cua­tro mil toneladas

 

 

En 1924 se fes­te­jaba a nivel mun­dial el cen­te­na­rio de la inven­ción del cemento en Ingla­te­rra. Es ahí cuando Sán­chez Fogarty como repre­sen­tante del Comité, con­voca a un con­curso diri­gido a inge­nie­ros y arqui­tec­tos sobre las pro­pie­da­des del con­creto. Resul­tan pre­mia­dos José A. Cue­vas y Ber­nardo Cal­de­rón y Caso en con­junto con Manuel Ortiz Monas­te­rio, entre otros.25

Con esta iner­cia posi­tiva, el año de 1925 con­so­li­da­ría el inicio de una bri­llante carrera para Fede­rico Sán­chez Fogarty. En ese año se funda, impul­sada por él, la revista Cemento cuyo tiraje para la época era algo inusi­tado ¡ocho mil ejem­pla­res!26  En 1929 edita la revista Tol­teca de la cual se publi­ca­ron 32 núme­ros con un tiraje de 10 mil ejem­pla­res en su arran­que y que lle­ga­ron a impri­mirse 30 mil men­sua­les en su mejor momento.

Resulta curioso que la mayor infor­ma­ción sobre el padre de las Rela­cio­nes Púbi­cas en México (si no es que de toda Amé­rica Latina), se encuen­tre en libros de arqui­tec­tura y no en manua­les de comu­ni­ca­ción o de rela­cio­nes públi­cas. Ello se debe, prin­ci­pal­mente, a los regis­tros his­tó­ri­cos que se ela­bo­ra­ron en el ramo de la cons­truc­ción gra­cias al revo­lu­cio­na­rio tra­bajo de Sán­chez Fogarty,  con­tra los pobres o fran­ca­mente inexis­ten­tes tra­ba­jos sobre la his­to­ria de las rela­cio­nes públi­cas en nues­tro país.

En su tra­bajo como edi­tor, Sán­chez Fogarty comu­nicó a sus audien­cias clave las bon­da­des del cemento, en una época donde aún el adobe era cosa común en la indus­tria de la cons­truc­ción y el cemento era uti­li­zado sólo en la indus­tria del mosaico. Su labor sería de tales pro­por­cio­nes que no hubo prác­ti­ca­mente nin­gún arqui­tecto que no pro­bara el nuevo pro­ducto, al menos en cimentaciones.

Ante todo, Sán­chez Fogarty entiende que el cemento no es un tema tan atrac­tivo para la mayo­ría, menos aún, cuando lo vin­cu­lado a la cons­truc­ción en el ima­gi­na­rio popu­lar de la época corres­ponde a los humil­des alba­ñi­les. Es enton­ces cuando Fogarty vin­cula al cemento con las artes. Ya no se trata de un mate­rial para la cons­truc­ción, sino de pin­tura, foto­gra­fía, dibujo, poe­sía.27  Y por supuesto, con­fe­ren­cias, artícu­los perio­dís­ti­cos y edi­ción de revis­tas por men­cio­nar sólo algu­nas tácticas.

 

En 1931, a raíz de la nueva cemen­tera en Mix­coac, Sán­chez Fogarty con­voca en su revista a la inte­lec­tua­li­dad mexi­cana de la época de la siguiente manera:

Nues­tra nueva fábrica de Cemento Tol­teca […] es algo tan gran­dioso e impo­nentealgo tan monu­men­tal y sin pre­ce­den­tes por lo carac­te­rís­tica y lo moderna  que nos hemos con­si­de­rado incom­pe­ten­tes para darla a cono­cer bien a todos los habi­tan­tes de México sin el con­curso de artis­tas resi­den­tes en el país.28

Y se ofrece una suma gigan­tesca para la época como reco­no­ci­miento a los gana­do­res (siete mil pesos), que por supuesto atrae la aten­ción de figu­ras con­sa­gra­das y otras nacien­tes del arte de nues­tro país. De entre los 300 artis­tas par­ti­ci­pan­tes, des­ta­ca­ban nom­bres como  Gon­zá­lez Cama­rena, Rufino Tamayo, Juan O’Gorman y María Izquierdo. En total se pre­sen­ta­ron 121 pin­tu­ras, 282 foto­gra­fías y 93 dibu­jos que fue­ron exa­mi­na­dos y valo­ra­dos por el jurado (Sán­chez Fogarty, Diego Rivera, el arqui­tecto Manuel Ortiz Monas­te­rio y el direc­tor de la Facul­tad Nacio­nal de Inge­nie­ría Mariano Moc­te­zuma). Como pode­mos ver, Sán­chez Fogarty “blinda” su con­curso al incluir en el jurado a un reco­no­cido mura­lista y a un aca­dé­mico de pres­ti­gio; de esta manera, su empresa se vol­vía “patro­ci­na­dora de las artes, más allá de las ventas”.

El con­curso y la pre­sen­cia que gene­ra­ban en los medios y ante sus audien­cias clave, no eran el fin de la cam­paña de Sán­chez Fogarty. Se bus­caba apro­ve­char todos los tra­ba­jos, no sólo a los gana­do­res. Por ese motivo se expone la tota­li­dad de los tra­ba­jos en el Museo Cívico, alo­jado en el Tea­tro Nacio­nal, cono­cido actual­mente como Pala­cio de Bellas Artes. La expo­si­ción sólo duró 10 días en diciem­bre de 1931, pero según la com­pa­ñía fue visi­tada por más de 50 mil per­so­nas, una cifra increí­ble incluso hoy en día.29

Resulta lla­ma­tivo cómo Sán­chez Fogarty uti­liza las obras par­ti­ci­pan­tes en su cam­paña de RP para posi­cio­nar ante sus audien­cias obje­tivo a Cemen­tos Tol­teca.  En una época donde el mundo vivía uno de los perio­dos más  som­bríos para el empre­sa­riado por la cri­sis de 1929, este joven del­gado, fuma­dor y dicha­ra­chero hace a un lado su reco­no­cido tra­bajo publi­ci­ta­rio (es autor del eslo­gan: “¡Pegue usted!”, que usara muchos años Tol­teca), crea un pro­grama entero de Rela­cio­nes Públi­cas, nos lega uno de los pri­me­ros ejem­plos de mece­nazgo artís­tico en nues­tro país y posi­ciona a Cemen­tos Tol­teca como van­guar­dia del movi­miento fun­cio­na­lista de la época y, a la larga, en ejem­plo de pros­pe­ri­dad y orgu­llo nacional.

Como una cues­tión estric­ta­mente anec­dó­tica, vale la pena seña­lar que los gana­do­res del con­curso fue­ron Manuel Alva­rez Bravo en foto­gra­fía y Juan O´Gorman30  en pin­tura, dejando a Rufino Tamayo en segundo lugar.

 

La pri­mera agen­cia de RP

El cuerpo Direc­tivo de Cemen­tos Tol­teca apro­ve­cha el gran posi­cio­na­miento de Sán­chez Fogarty y lo nom­bra “minis­tro de rela­cio­nes exte­rio­res” de la com­pa­ñía y deja en sus manos el manejo de la ima­gen pública. Ello les resul­ta­ría suma­mente con­ve­niente en el periodo car­de­nista, cuando el nacio­na­lismo era nece­sa­rio para sor­tear los cam­bios de aquel momento. Con su tra­bajo, Sán­chez Fogarty logra que la gente per­ciba a “Tol­teca” como una empresa mexi­cana sin serlo. En reco­no­ci­miento a su extra­or­di­na­rio tra­bajo, man­tiene el puesto de gerente de Rela­cio­nes Públi­cas entre 1950 y 1966, año de su retiro.

Con­tra lo que se cree, es en 1945 y no en 1949 cuando Sán­chez Fogarty funda la Agen­cia Mexi­cana de Rela­cio­nes Públi­cas, la pri­mera en su tipo en el país.31  Tal dato está docu­men­tado en la quinta publi­ca­ción del Ins­ti­tuto Mexi­cano de Rela­cio­nes Públi­cas que recoge el dis­curso de Sán­chez Fogarty con motivo de la “Pri­mera Reunión Nacio­nal de Rela­cio­nes Públi­cas” en la Ciu­dad de México del 29 al 31 de julio de 1965. Esta infor­ma­ción es rele­vante ya que ubica la crea­ción de dicha agen­cia justo en la misma tem­po­ra­li­dad que la Segunda Gue­rra Mun­dial, cús­pide de la pro­pa­ganda a nivel internacional.

Es en esta agen­cia que se lanza “La cam­paña de la Liber­tad”, cuyo fin era pro­mo­ver polí­ti­cas eco­nó­mi­cas de corte libe­ral.32  Los fon­dos obte­ni­dos (nunca men­ciona quié­nes fue­ron los patro­ci­na­do­res) per­mi­tie­ron, ade­más, publi­car 11 mani­fies­tos a seis colum­nas en Excél­siorEl Uni­ver­salNove­da­des y El Popu­lar.

Pos­te­rior­mente, en 1947, con la Con­fe­de­ra­ción de Cáma­ras Indus­tria­les, durante la pre­si­den­cia de Pedro A. Chapa, funda el Comité de Rela­cio­nes Públi­cas de la orga­ni­za­ción. Pero es en 1948, con Gui­llermo Gua­jardo Davis al frente de CONCAMIN, que el comité enca­be­zado por Sán­chez Fogarty crea un pro­yecto de “Prin­ci­pios de Acción Social”33, que serían el fun­da­mento de la comu­ni­ca­ción de la Con­fe­de­ra­ción durante cerca de 10 años.

 

En 1948, la Comi­sión Regu­la­dora del Cemento se con­vierte en la Cámara Nacio­nal del Cemento y se elige como pre­si­den­tes a Fede­rico Sán­chez Fogarty y Jesús Barrera.

Para 1951 funda la Aso­cia­ción Mexi­cana de Rela­cio­nes Públi­cas junto con Juan M. Durán y Casahonda, Domingo Ales­sio Robles, Andrés du Bou­chett, Héc­tor Manuel Romero y Gui­llermo B. Ramí­rez de Aguilar.

En abril 20 de 1954, repre­senta a México en Nueva York y con­vive con gente de la talla de Lori­mer Slo­cum, vice­pre­si­dente de la Divi­sión Inter­na­cio­nal de Young & Rubi­cam; de Karl Dah­lem, direc­tor de Rela­cio­nes Públi­cas de Ame­ri­can Air­li­nes y Fran­cisco Ochoa, direc­tor de Rela­cio­nes Públi­cas de Ame­ri­can Air­li­nes en la Ciu­dad de México, entre otros.

Hizo cam­paña en 1954 para La Liber­tad, Cía. Gene­ral de Segu­ros. (La absor­bió Segu­ros La Comer­cial. Hoy Segu­ros Comer­cial Amé­rica S.A. de C.V.). Jun­tos pero no revuel­tos, es el título de un pequeño libro, com­pi­la­ción de las cola­bo­ra­cio­nes de Sán­chez Fogarty para la Revista HOY, durante 1955. De 1956 a 1965 par­ti­cipa como Fundador-consejero en el Ins­ti­tuto de Inves­ti­ga­cio­nes Socia­les y Eco­nó­mi­cas, diri­gido por Agus­tín Nava­rro Váz­quez. En 1957 tra­duce y publica El Qui­jote.

En 1962, Sán­chez Fogarty ini­cia una fruc­tí­fera rela­ción epis­to­lar con Henry H. West, gerente gene­ral de la Ford Motor Com­pany en Argen­tina y gra­cias a dichas car­tas34 es que ahora pode­mos cono­cer más sobre las con­cep­cio­nes teó­ri­cas de Sán­chez Fogarty en torno a su profesión.

Durante la ter­cera Con­fe­ren­cia Inter­ame­ri­cana de Rela­cio­nes Públi­cas, en San­tiago de Chile, Sán­chez Fogarty pre­senta la defi­ni­ción de Rela­cio­nes Públi­cas como:

El arte de pla­near y super­vi­sar el trato con per­so­nas cuando for­man parte de gru­pos nume­ro­sos y nece­si­ta­mos comu­ni­car­nos con ellas colec­ti­va­mente, para pro­mo­ver cual­quier objeto en mente.

Don Fede­rico des­glosa y explica su defi­ni­ción: “la téc­nica publi­ci­ta­ria y la téc­nica perio­dís­tica de pro­pa­ganda”, deben subor­di­narse a las Rela­cio­nes Públi­cas y agrega:

[Las RP’s] son el arte de pla­near y super­vi­sar el trato con per­so­nas cuando for­man parte de gru­pos nume­ro­sos (esto es, cuando cons­ti­tu­yen un público) y nece­si­ta­mos comu­ni­car­nos con ellas colec­ti­va­mente (esto es, cuando no pode­mos comu­ni­car­nos con ellas per­sona a per­sona) para pro­mo­ver (la pro­mo­ción es la esen­cia de las Rela­cio­nes Públi­cas) cual­quier objeto en mente (trá­tese de una doc­trina, de una pla­ta­forma polí­tica, de la venta de una marca de zapa­tos o de lo que sea).35

 

Reco­no­ci­miento necesario

En esa época Sán­chez Fogarty, admi­ra­dor decla­rado de Earl New­som36, señala sen­tirse más cer­cano a él que a Ivy Lee de quien, sin embargo, reco­noce que fue uno de los pre­cur­so­res de la profesión.

Ivy Lee, famoso por su decla­ra­ción de prin­ci­pios y segu­ra­mente el pri­mer publi­rre­la­cio­nista en escri­bir acerca de la ética de la pro­fe­sión, es con­tem­po­rá­neo de Sán­chez Fogarty quien ya cono­cía los códi­gos de ética de las aso­cia­cio­nes rela­ti­vas al tema de Fran­cia, Esta­dos Uni­dos y por supuesto de México, lo cual pos­te­rior­mente sería la punta de lanza para la crea­ción de los códi­gos de las aso­cia­cio­nes pro­fe­sio­na­les de las Rela­cio­nes Públi­cas en todo el continente.

 

Sán­chez Fogarty crea un modelo de Rela­cio­nes Públi­cas38 con­sis­tente en:

1.      Inves­ti­ga­ción,

2.      Cons­truc­ción de un programa,

3.      Fijar una Polí­tica ade­cuada (estra­te­gia), y

4.      Pla­ni­fi­car la acción (Tácticas).

 

En su modelo, Sán­chez Fogarty separa las rela­cio­nes indi­vi­dua­les de las rela­cio­nes públi­cas, las cua­les para poder lle­varse a cabo con éxito desde su pers­pec­tiva deben par­tir de la inves­ti­ga­ción y la con­se­cuente cons­truc­ción de un pro­grama que, antes de ser trans­mi­tido por los medios masi­vos, deberá ser “tra­du­cido” por téc­ni­cos espe­cia­li­za­dos en publi­ci­dad y perio­dismo. De esa manera será mas ase­qui­ble para las audien­cias recep­to­ras y, por supuesto, éstas lle­ven impreg­na­das las polí­ti­cas de la orga­ni­za­ción desde la con­cep­tua­li­za­ción de la campaña.

 

En octu­bre de 1963 fue a Den­ver a la IV Con­fe­ren­cia Inter­ame­ri­cana de Aso­cia­cio­nes de Rela­cio­nes Públi­cas.  Para enton­ces, Sán­chez Fogarty comen­taba que de 200 millo­nes de pesos en ven­tas de cemento durante ese año, para Pro­mo­ción (prensa y otros medios), sólo se había inver­tido poco más del 1%; es decir $2,250.000.

 

En 1967, en una carta diri­gida a dos arti­cu­lis­tas de Excél­sior, comenta:

No conozco un solo rela­cio­nista o publi­cista que no esté de entero acuerdo en mora­li­zar la pro­pa­ganda comercial…

En 1971, en plena gue­rra fría, con el ascenso de las poten­cias socia­lis­tas en el mundo, un ape­sa­dum­brado y anciano Fede­rico Sán­chez escribe a Gui­llermo Gua­jardo Davis:

He fra­ca­sado como pro­pa­gan­dista del capi­ta­lismo. Por qué fra­casé en los treinta con una cam­paña que intenté pro­mo­ver como Pre­si­dente de la A.N.P. Por qué en los cua­ren­tas fra­casé con la cam­paña lla­mada La Liber­tad bajo la firma de mi Agen­cia Mexi­cana de R.P. Por qué en los cin­cuen­tas murió en mis manos la cam­paña del Comité de R.P. de la C.C.I.

La Agen­cia Mexi­cana de Rela­cio­nes Públi­cas, ori­gi­nal­mente ubi­cada en Bolí­var 23, es cam­biada a prin­ci­pios de 1970  a la calle de Praga número 60, esquina con Cha­pul­te­pec, donde desde 1941 resi­día “Publi­ci­dad Con­ti­nen­tal S.A”, agen­cia fun­dada junto con su esposa, Magda Cos de Sán­chez Fogarty y que él diri­gió de 1950 a 1975.

 

En 1970, ya en la última etapa de su vida, cam­bia su resi­den­cia al sexto piso del Hotel Sui­tes Ham­burgo en la colo­nia Juá­rez de la Ciu­dad de México y señala que, para enton­ces, está des­li­gado de intere­ses empre­sa­ria­les, pues ya no repre­senta a nadie ni a nada y que pasa la mitad de su vida en el rancho-invernadero de su esposa Magda, en Nepantla, Estado de México.

 

Tras su muerte en 1975, ins­piró al escri­tor Ricardo Gari­bay a escri­bir dos de sus cuen­tos inclui­dos en El gobierno del cuerpo (Joa­quín Mor­tiz, México, 1977) Entre ingle­ses (aduana y Club de magistrados).

La Con­fe­de­ra­ción Inter­ame­ri­cana de Rela­cio­nes Públi­cas des­taca siem­pre en sus encuen­tros las apor­ta­cio­nes de Fede­rico Sán­chez Fogarty. Teó­ri­cos espa­ño­les de las Rela­cio­nes Públi­cas como los Bar­quero elo­gian el tra­bajo de Sán­chez Fogarty. Los his­to­ria­do­res de la arqui­tec­tura en México reco­no­cen la labor de este hom­bre a quien se debe, en mucho, la popu­la­ri­za­ción del uso del cemento. Y, sin embargo, los comu­ni­ca­do­res y los publi­rre­la­cio­nis­tas le hemos esca­ti­mado por años sus logros y apor­ta­cio­nes a nues­tra pro­fe­sión. No existe una cáte­dra sobre Sán­chez Fogarty, en las escue­las se enseña his­to­ria de las rela­cio­nes públi­cas esta­du­ni­den­ses y jamás se men­ciona el fenó­meno mexicano.

Vaya este ensayo como un reco­no­ci­miento al padre de nues­tra pro­fe­sión y ejem­plo ínte­gro del deber ser de un comu­ni­ca­dor estra­té­gico: don Fede­rico Sán­chez Fogarty.

Notas

1) Vale la pena seña­lar que Whi­tea­ker en su libro Publi­ci­dad y Rela­cio­nes Públi­cas. p.70 señala que es en 1807 cuando Tho­mas Jef­fer­son acuña el con­cepto Rela­cio­nes Públi­cas; sin embargo, tam­bién hay men­cio­nes pre­vias en dia­rios mexi­ca­nos al tér­mino Rela­cio­nes Públi­cas aun­que sin la cer­teza de que se entien­dan como las com­pren­de­mos hoy en día.

2) Mer­cado, Sal­va­dor. Rela­cio­nes Públi­cas apli­ca­das. p.44

3) La Cons­ti­tu­ción Social. México, DF. Dia­rio. 26/10/1868

4) http://aunam.politicas.unam.mx/Archivo/08/julio/080730-sal.htm (con­sul­tado en enero15 de enero de 2012)

5) http://www.prensamexicana.com/print.php?nid=5869&origen=1

6) http://www.prensamexicana.com/print.php?nid=5869&origen=1 op. cit

7) Rodrí­guez Espi­noza, Alfredo. Tra­ge­dias de Pul­que­ría. En revista Rela­tos e his­to­rias de México. P.29. año II, número 18, febrero 2010.

8) http://www.stunam.org.mx/8prensa/cuadernillos/cuaderno31.htm Sin autor. Con­sul­tado el 15 de enero de 2012

9) Creel, en How we adver­ti­sed Ame­rica señala en la página 304 que durante cua­tro años, los ale­ma­nes gas­ta­ron al menos 10 millo­nes de mar­cos en pro­pa­ganda en nues­tro país y que paga­ban “sub­si­dios” a 23 perió­di­cos por  25 mil dóla­res men­sua­les. En tanto que la sec­ción México del CIP no sub­si­diaba directa o indi­rec­ta­mente nin­guna publicación.

10) El mismo Creel señala: “Como edi­tor de Noti­cias del Rocky Moun­tain News en Den­ver, Yo abo­gué por Woo­drow  Wil­son a prin­ci­pios de 1911, y tuve corres­pon­den­cia con él a lo largo de su pri­mera admi­nis­tra­ción. De camino a Nueva York en 1913, jugué un papel impor­tante en la cam­paña de 1916, con­tri­bu­yendo con artícu­los sin­di­ca­dos a la prensa y tam­bién publi­cando sobre Wil­son y sus acti­vi­da­des”. Mock, James R. y Lar­sen, Cedric., Words that won the war. P.11.

11) Para Suda­mé­rica el res­pon­sa­ble fue el teniente F.E. Ackerman.

12) Serna, Ana María. Perio­dis­tas mexi­ca­nos: voce­ros de la nueva Doc­trina Mon­roe. P. 4 y 5historiadoresdelaprensa.com.mx/hdp/files/251.doc

13) De la Parra, Yolanda. Estu­dios de his­to­ria moderna y con­tem­po­rá­nea de México. Volu­men 10, docu­mento 128. http://www.historicas.unam.mx/moderna/ehmc/ehmc10/128.html

14) Serna, Ana María. Op. Cit. P. 7

15) The New York Times. Junio 15, 1918.

16) Serna, Ana María. Op. Cit. P. 12

17) Lar­sen, op. Cit p.322

18) De la Parra, Yolanda. Op.cit

19) Lar­sen. Op.Cit. p. 328

20) How we adver­ti­sed Ame­rica. Creel, George.Ed. Har­per &Brot­hers Publis­hers. P. 7.

21) Sobre su expe­rien­cia en el Comité Creel, Ber­nays nos dice: “El tra­bajo que realicé para el CPI, basado en mi expe­rien­cia como agente de prensa (…) me dio la pri­mera com­pren­sión real del poder de las ideas como armas y las pala­bras como balas. Cuando regresé de la gue­rra, reco­nocí cons­cien­te­mente lo que había­mos hecho para hacer “el mundo más seguro para la demo­cra­cia” al inten­si­fi­car la acti­tud de nues­tro pro­pio pue­blo en apoyo de nues­tros obje­ti­vos béli­cos e idea­les, en poner de nues­tro lado a los neu­tra­les y en redu­cir la moral del enemigo”. Para aña­dir luego: “hubo una lec­ción básica que aprendí en el CPI (…) lo que se pudo hacer para una nación en gue­rra, podía ser hecho para orga­ni­za­cio­nes y gen­tes en una nación en paz”. Citado en: Edward Ber­nays, el día que se inven­ta­ron las rela­cio­nes públi­cas. Rey Len­non, Fede­rico. P.46.

22) La Enci­clo­pe­dia de México en su ver­sión para PC pun­tua­liza: Esta pri­mera aso­cia­ción que sir­vió de cuna a las pri­me­ras agen­cias de publi­ci­dad mexi­ca­nas de corte moderno entre 1933 y 1934 (Rosen­kranz She­ri­dan, Anun­cios de México y Publi­ci­dad Orga­ni­zada), fue fun­dada por Fer­nando Bola­ños y, entre otros, por los empre­sa­rios Jean J. Allard, José R. Pulido, Fede­rico Sán­chez Fogarty, Edgar M. Huys­mans, Hum­berto She­ri­dan, Juan M. Durán y Casahonda, Augusto Elías Riquelme, Rafael Ren­te­ría y Emi­lio Rosenblueth”

23) Sólo como com­pa­ra­tivo de lo que ocu­rría en el mundo en el campo de las rela­cio­nes públi­cas, basa decir que en 1923, en Esta­dos Uni­dos, el Dr. Edward L. Ber­nays Freud, sobrino del genial Sig­mund Freud, escribe lo que sería el pri­mer libro a nivel mun­dial sobre lo que ini­cial­mente llamó Pro­pa­ganda, pos­te­rior­mente inge­nie­ría del con­sen­ti­miento (1947) y final­mente Rela­cio­nes Públi­cas, se tra­taba de “Cris­ta­li­zando la Opi­nión Pública”.

24) Los fun­da­do­res de este comité fue­ron los Ings Marro­quín y Rivera, gerente de la Cruz Azul, el Ing. Gil­berto Mon­tiel, don Lorenzo Zam­brano, don Pablo Salas y López, Fede­rico Nig­gli, don Jesús Barrera, Gerald H.E. Vivian y fue pre­si­dido por Don Jaime Gurza, y asis­tido téc­ni­ca­mente por el Ing. Alberto Alva­rez Macías, admi­nis­tra­ti­va­mente por Don Raúl Arre­dondo y en mate­ria de publi­ci­dad por Fede­rico Sán­chez Fogarty. http://www.canacem.org.mx/la_camara_historia.htm. (Con­sul­tada el 8 de diciem­bre de 2011).

25) Gui­llermo Cueto Vera, dis­cí­pulo de Fede­rico Sán­chez Fogarty afirma que este se ins­piró en un libro del arqui­tecto fran­cés Le Cur­bou­sier para lan­zar la revista Tolteca.

26) En ese enton­ces la pobla­ción total del país era de alre­de­dor de 15 millo­nes de habi­tan­tes y los pro­fe­sio­nis­tas y espe­cia­lis­tas cali­fi­ca­dos en cons­truc­ción eran ver­da­de­ra­mente pocos en el país.

27) Rubén Gallo e Igna­cio Padi­lla en su libro, He-terodoxos mexi­ca­nos, cali­fi­can a Fogarty de “una figura fas­ci­nante aun­que total­mente olvi­dada” p.77 y agre­gan que “…Sán­chez Fogarty dejó a la lite­ra­tura tex­tos mara­vi­llo­sos como “el polvo mágico”. Aun­que él mismo nunca los vio como lite­ra­tura, sino como tex­tos publi­ci­ta­rios, sus ensa­yos son mucho más lite­ra­rios que los de muchos escri­to­res de su gene­ra­ción. Pienso, por ejem­plo, en los estri­den­tis­tas, que nunca logra­ron crear esa lite­ra­tura empa­pada de moder­ni­dad que pedían en sus mani­fies­tos. Los artícu­los de Sán­chez Fogarty cons­ti­tu­yen esa lite­ra­tura, son medi­ta­cio­nes sobre el impacto de uno de los ele­men­tos más visi­bles  y menos reco­no­ci­dos de la moder­ni­dad  –el cemento– en la cultura.

28) Revista Tol­teca, número 20. Agosto de 1931.

29) James Oles. La nueva foto­gra­fía y cemen­tos Tol­teca: una alianza utó­pica. P. 141

30) En sus memo­rias, O’Gorman señala que la ani­mad­ver­sión que ten­dría toda su vida Rufino Tamayo hacia él, se debió a que lo superó en este concurso.

31) Las Rela­cio­nes Públi­cas y la libre empresa. Ins­ti­tuto Mexi­cano de Rela­cio­nes Públi­cas. Agosto de 1965.

32) No olvi­de­mos que Sán­chez Fogarty era un filo­ca­pi­ta­lista ague­rrido que no per­día nin­gún foro donde pudiera pro­mo­ver las bon­da­des del capi­ta­lismo y la libre empresa.

33) Acerca de dichos prin­ci­pios, Sán­chez Fogarty señala que este código sir­vió para cono­cer, glo­sar y resu­mir las ideas de los más pro­mi­nen­tes indus­tria­les de México. Nues­tra Cam­paña de Acción Social en el año de 1949. P. 19. CONCAMIN.

34) Las car­tas fue­ron reuni­das y com­pen­dia­das en la Segunda publi­ca­ción del Ins­ti­tuto Mexi­cano de Rela­cio­nes Públi­cas. 1962. Y publi­ca­das bajo el título: Admi­nis­tra­ción de Nego­cios y Rela­cio­nes Públicas.

35) Ibi­dem. P.7.

36) Earl New­som fue el ase­sor estre­lla de Henry Ford en los pri­me­ros años del siglo XX y popu­la­rizo dos con­cep­tos de rela­cio­nes públi­cas: posi­cio­na­miento y acce­si­bi­li­dad a los medios.

37) Dia­grama extraído de: Admi­nis­tra­ción y Nego­cios. Op.cit. pp.14 y 15.

38) Bar­quero, José Daniel, et. Al Direc­ción estra­té­gica de Rela­cio­nes Públicas.p.183.

Pro­fe­sor de Rela­cio­nes Públi­cas y Manejo de cri­sis en la UNAM y la Uni­ver­si­dad Pan­ame­ri­cana. Ha sido Vice

pre­si­dente Cor­po­ra­tivo en Edel­man México y Direc­tor Gene­ral en Avanti Comu­ni­ca­ción. Actual­mente es Coor

di­na­dor Gene­ral de Comuni-cación Social en la COFETEL

 

Fuente: http://mexicanadecomunicacion.com.mx/rmc/2012/11/22/un-precursor-de-las-relaciones-publicas-federico-sanchez-fogarty-en-mexico/
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